El papel, por ratos protagónico, de la Iglesia Católica en la Guerra Civil Española (1936-1939) le proporcionó un status privilegiado durante el régimen franquista, a través del Concordato firmado entre el Estado español y el Vaticano en 1953 (a través del cual el Estado tenía opción de veto en la elección de obispos y la Igleisa tenía un fuero de justicia especial). Si bien la crítica a la institución eclesiástica durante este periodo es mayoritaria y se ha vuelto un lugar común, vale la pena recordar que muchos de sus miembros sufrieron los golpes de la guerra civil y fueron asesinados (al menos 6832) o torturados por parte de los republicanos. Mientras, los sacerdotes asumieron el proceso golpista liderado por Francisco Franco y la Guerra Civil en sí como una "guerra santa" y una batalla dentro de una guerra más amplia, esta vez contra el comunismo internacional.
Sin embargo, la actitud de apoyo a los militares golpistas no fue unánime, por lo cual Franco -ya en el poder- tuvo que realizar una purga de sacerdotes, en su mayoría del País Vasco, uno de los reductos más contrarios a la dictadura. Luego de esto, la Iglesia Católica en España se plegó a los dictámenes del régimen, recibiendo el apoyo público del Papa Pio XII. Para 1945, luego de la derrota de sus aliados italianos y alemanes en la Segunda Guerra Mundial, Franco proclama el Fuero de los Españoles el 17, donde asegura en su artículo 6 que la Iglesia Católica: "La profesión y práctica de la Religión Católica, que es la del Estado español, gozará de la protección oficial." Aun el régimen no salía de su autarquismo y era condenado por la ONU, hasta que en 1953 dos de los Estados más poderosos del planera les abrieron las puertas: Estados Unidos y El Vaticano.
Las relaciones entre la Iglesia española y el franquismo, no fueron siempre cordiales o cercana, menos aun con el ingreso de funcionarios llamados los "tecnócratas" al gobierno franquista desde 1957, quienes dominaron los ministerios entre 1969-1973 y reformaron el sistema económico. Este grupo de tecnócratas estaba ligado de modo muy cercano al Opus Dei, grupo que fue desplazando a la llamada "familia católica", que sobre todo dominaba el nada desdeñable sector Educación.
Este enfrentamiento fue agudizado por los cambios producidos en el Vaticano desde el papado de Juan XXIII y de la organización del Concilio Vaticano II (1962-1965), que ponían en cuestionamiento las condiciones del Concordato de 1953. Heubel menciona que:
Sin embargo, la actitud de apoyo a los militares golpistas no fue unánime, por lo cual Franco -ya en el poder- tuvo que realizar una purga de sacerdotes, en su mayoría del País Vasco, uno de los reductos más contrarios a la dictadura. Luego de esto, la Iglesia Católica en España se plegó a los dictámenes del régimen, recibiendo el apoyo público del Papa Pio XII. Para 1945, luego de la derrota de sus aliados italianos y alemanes en la Segunda Guerra Mundial, Franco proclama el Fuero de los Españoles el 17, donde asegura en su artículo 6 que la Iglesia Católica: "La profesión y práctica de la Religión Católica, que es la del Estado español, gozará de la protección oficial." Aun el régimen no salía de su autarquismo y era condenado por la ONU, hasta que en 1953 dos de los Estados más poderosos del planera les abrieron las puertas: Estados Unidos y El Vaticano.
Las relaciones entre la Iglesia española y el franquismo, no fueron siempre cordiales o cercana, menos aun con el ingreso de funcionarios llamados los "tecnócratas" al gobierno franquista desde 1957, quienes dominaron los ministerios entre 1969-1973 y reformaron el sistema económico. Este grupo de tecnócratas estaba ligado de modo muy cercano al Opus Dei, grupo que fue desplazando a la llamada "familia católica", que sobre todo dominaba el nada desdeñable sector Educación.
Este enfrentamiento fue agudizado por los cambios producidos en el Vaticano desde el papado de Juan XXIII y de la organización del Concilio Vaticano II (1962-1965), que ponían en cuestionamiento las condiciones del Concordato de 1953. Heubel menciona que:
"In the years of the Council, 1962-65, some fought hopelessly for their views; others slowly changed theirs: some kept silent; and a few voiced the new, progressive views of the Council majority.45 The Spanish bishops were heard on the conservative side of the debate over the schema on religious liberty; on other matters of reform, the Spanish bishops were more divided." (Heubel, 1977: 133)
Inclusive, el conservadurismo de muchos sacerdotes españoles sorprendió a sus pares conservadores de otros países y contribuyó a dar énfasis a los lineamientos progresistas del Concilio. Con el pasar de los años, las relaciones entre la Iglesia española y el franquismo se deterioraron y llegaron a enfrentamientos directos, en gran parte por el poder de veto que tenía el régimen con respecto a la elección de obispos. Los mismos sacerdotes veían cada vez más de manera negativa las relaciones entre su institución y el franquismo. La muerte de Franco en 1975 coincidió con la elección del Cardenal Enrique y Tarancón como Presidente de la Conferencia Episcopal de España, el mismo que lideró a la Iglesia española en la nueva etapa democrática (bajo la forma de la Monarquía Parlamentaria) con un efusivo dircurso en enero de 1976, donde aseguraba que la Iglesia no apoyaba ninguna ideología y reconocía que los derechos humanos son totalmente compatibles con el evangelio.
Con la incorporación España a la Comunidad Económica Europea en 1986 (hoy Unión Europea), la Iglesia española se ha venido debatiendo entre tendencias tradicionalistas y modernistas, mientras en el Estado (dependiendo de la línea de gobierno) se ve con preocupación el tema de la laicidad y del financiamiento de la Iglesia Católica por parte del Estado a través del impuesto a la renta (tema supuestamente zanjado en el nuevo Concordato de 1975, para muchos preconstitucional), en un país en el que el 90% de la población recibe el sacramento del bautizo pero sólo el 20% va a misa.
Con la incorporación España a la Comunidad Económica Europea en 1986 (hoy Unión Europea), la Iglesia española se ha venido debatiendo entre tendencias tradicionalistas y modernistas, mientras en el Estado (dependiendo de la línea de gobierno) se ve con preocupación el tema de la laicidad y del financiamiento de la Iglesia Católica por parte del Estado a través del impuesto a la renta (tema supuestamente zanjado en el nuevo Concordato de 1975, para muchos preconstitucional), en un país en el que el 90% de la población recibe el sacramento del bautizo pero sólo el 20% va a misa.
Si quieres saber más sobre el tema, te brindamos el artículo entero de E. T. Heubel, publicado en: The Western Political Quarterly, Vol. 30, No. 1 (Mar., 1977), pp. 125-139.
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E. T. Heubel. Church and State in Spain: Transition toward Independence and Liberty.
Dionisio Llamazares. Los Acuerdos del Estado Español con la Santa Sede.
Julián Casanova. La Iglesia y la represión franquista. (El País, 26/11/2008)
4 comentarios:
Gracias por el texto
Y he escuchado por allí que en el Perú, solo van a misa el 5%, jajajajajaja.
Sí, en esos años del franquismos se desarrolló también el "Opus Dei" y les debe haber gustado mucho lo vivido con la dictadura de Franco, porque después de él, continuó su largo romance con cuanta dictadura latinoamericana de corte conservador y ultraderechista, haya habido desde los 50's.
En Argentina, estuvieron en la dictadura militar del general Juan Carlos Onganía. El Cardenal Jorge Medina con el ultragenocida de Pinochet. En el Perú, el asqueroso y vilipendiado cardenal Cipriani con el raterazo de Fujimori. Y así un largo etc.
que es lo que dirá Cipriani, al pensar en el Franquismo: todo tiempo pasado fué mejor. ja ja ja
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