Reproduzco un interesante testimonio del historiador José Luis Igue, con quien hace pocas semanas compartimos una mesa en Stony Brook - Manhattan sobre temas peruanos, que aborda un aspecto tabú en la comunidad de historiadores: cómo abordar el tema de la raza en la investigación histórica sin que sea visto como racismo. Me parece necesario establecer líneas de diálogo y realizar definiciones adecuadas -contextualizadas según el espacio cultural al que nos referimos- de la variable "raza" a la hora de entrar a la historia de la misma.
Como cuenta Igue, miembro del blog Ahora... y en la historia, la sensibilidad propia al abordar un tema puede ser vista como una tolerancia al racismo en otro espacio social académico como el universitario liberal norteamericano. O peor aun, el tratamiento del tema usando palabras con carga peyorativa (el término "raza" ha sido reemplazado en el espacio académico peruano por "etnia") puede causar una impresión errónea en el lector no especializado.
A continuación, una "Anécdota californiana":
Como cuenta Igue, miembro del blog Ahora... y en la historia, la sensibilidad propia al abordar un tema puede ser vista como una tolerancia al racismo en otro espacio social académico como el universitario liberal norteamericano. O peor aun, el tratamiento del tema usando palabras con carga peyorativa (el término "raza" ha sido reemplazado en el espacio académico peruano por "etnia") puede causar una impresión errónea en el lector no especializado.
A continuación, una "Anécdota californiana":
Como saben los resistentes colaboradores de este blog académico, me encuentro en Santa Barbara, Estados Unidos.
Ayer pasó un incidente interesante en mi vida más bien algo tranquila. Asistí a una excelente ponencia de un investigador peruano sobre los estereotipos que hay en nuestro país contra los negros, o como también se dice allá, la gente morena. Que son ignorantes, indisciplinados, ingeniosos para lo malandro, 'bien dotados' sexualmente, dueños fehacientes del baile, el deporte... de la 'quimba', además del puesto de porteadores funerarios. Esto último, lamentablemente, rebasa el estereotipo y se cumple con religiosidad…
Lo que más me gustó de la presentación fue la proyección de imágenes de caricaturas, historietas y dibujos animados en que estos estereotipos se materializan. Sencillamente alucinante. Muy buen material. Vayan a la Hemeroteca Nacional a revisar este capítulo 'negro' en la historia del periodismo. O mejor aun, si desean contactar al autor de la ponencia y próxima tesis, envíenme un correo electrónico.
Pues bien. El evento tuvo lugar en una pequeña sala reservada por el Departamento de Latin American & Iberian Studies: ambiente latinoamericanista, de seminario, 'free food' como dicen aquí (hay una interesante creencia de que lo académico de por sí no tiene acogida), profesores y alumnos ansiosos por demostrar su valía intelectual, quizá más que el propio ponente.
Por supuesto que yo no me quedaba atrás, y preparaba mis preguntas magistrales. Ya que el tema era el racismo en el Perú, decidí, como peruano, contar a los presentes que esas imágenes me parecían graciosas y me causaban hilaridad. La cosa empeoró cuando se proyectaron videos del 'Negro Mama'. Mi acompañante, también peruana, no pudo reprimir una risita y enseñarme su linda dentadura. Todo ello me iba convenciendo de la pertinencia del testimonio.
Bueno. Sucede que realizo mi comentario y planteo la pregunta de por qué a muchos peruanos lo mostrado nos da gracia. Sólo el ponente aborda la cuestión. Pero la concurrencia... un silencio que sólo puedo calificar de 'sepulcral', ya que mi intervención fue enterrada inmediatamente. Pero fuera de bromas, este incidente realmente me ha dejado intrigado y fascinado. Qué interesantes son las diferencias culturales y políticas.
Reconstruyo: mi intervención fue evaluada como 'políticamente incorrecta' por la asistencia. Sigo: esta reacción es independiente de la opinión: varios amigos me dijeron sotto voce luego que comparten la risa (me engañan como buenos amigos); otras personas habrán pensado que el comentario fue inocente, inoportuno, pero esperable en un extranjero (espectaban Borat 2); y vi que un tercio final tenía la palabra "racista" dibujada en el semblante. Todo ello resulta indiferente. Una vez que el tabú es alcanzado se instaura el pánico general y el desenlace es impredecible.
Esta anécdota californiana me ha hecho aprender en carne propia que en este país llamado Estados Unidos de América el peso de la historia de segregación racial es fortísimo, y no porque continúe la segregación, sino porque el combate contra su legado es incesante. Por eso creo que es incorrecto subestimar el significado del triunfo de Obama.
Mi pregunta es, sin embargo: ¿qué tienen que ver estas políticas raciales con el Perú? Si un sketch (del cual no soy fan) me arranca una sonrisa, ¿soy "racista"? Tal vez sí, tal vez no... Sería interesante analizar la cuestión en vez de silenciarla. Mi sensación es que en este país los estudios latinoamericanos están siendo limitados por tabúes (muy válidos y necesarios) que corresponden a un debate político-académico estrictamente estadounidense.
Si estos tabúes son importados acríticamente a la academia latinoamericana, estaríamos negándonos la posibilidad de teorizar y diagnosticar una realidad con racismos propios que igualmente reclaman urgente solución.
6 comentarios:
Hace varias semanas estuve conversando este tema con una amiga canadiense. El tema era el humor y el racismo y porque en Perú chistes o apelativos racistas (todos tenemos un amigo que es "el cholo...." o "el negro...") eran graciosos mientras que en Canada podían costarte el pellejo. La conclusión a la que llegue fue que, cómo en nuestra historia (racista más allá de la negación), no hubo apartheid, la población indígena siempre fue mayoría y el proceso de crisis y migración igualo más o menos las oportunidades. La "raza" se trata de matices más que de diferencias. mientras que la raza en EEUU es un tema de segregación y dominio, en Perú es un tema distinto. creo que la principal forma de discriminación en Perú es por clase social (consumo, circuitos sociales y lenguaje corporal) y no por raza y mientras las "razas" han ido ampliando su espectro social se ha ido aceptando y enfrentando la naturaleza mestiza. Creo que aquí brilla más el nuevo sol que la piel.
Hace varias semanas estuve conversando este tema con una amiga canadiense. El tema era el humor y el racismo y porque en Perú chistes o apelativos racistas (todos tenemos un amigo que es "el cholo...." o "el negro...") eran graciosos mientras que en Canada podían costarte el pellejo. La conclusión a la que llegue fue que, cómo en nuestra historia (racista más allá de la negación), no hubo apartheid, la población indígena siempre fue mayoría y el proceso de crisis y migración igualo más o menos las oportunidades. La "raza" se trata de matices más que de diferencias. mientras que la raza en EEUU es un tema de segregación y dominio, en Perú es un tema distinto. creo que la principal forma de discriminación en Perú es por clase social (consumo, circuitos sociales y lenguaje corporal) y no por raza y mientras las "razas" han ido ampliando su espectro social se ha ido aceptando y enfrentando la naturaleza mestiza. Creo que aquí brilla más el nuevo sol que la piel.
Muy interesantes la anécdota de José Luis y la hipótesis de José Javier. Ahora, la tolerancia a las referencias racistas no necesariamente implica ni "ser racista" ni mucho menos no serlo.
Un problema es que "ser racista" no es algo claramente definible por ahora: ¿es una forma de ver el mundo? ¿un conjunto de prácticas?
Académicamente, me parece que se puede a llegar a mezclas interesantes, por ejemplo, con nociones con el "habitus" de Bourdieu.
Políticamente, en la práctica, no estoy de acuerdo en llamar racista a alguien por una sonrisa o un desliz inconsciente. Está bien llamar la atención sobre las cosas que se pasan a veces por alto y pueden esconder prejuicios. Pero no llamar "racista" a alguien porque una borma le causa gracia o a una directora de cine porque presenta cierta imagen de los personajes indígenas.
Eso, dependiendo de como se plantee, puede llegar a rozar la paranaoia y la obsesión con lo políticamente correcto, por un lado; o, por el otro, puede ser un campo fértil para la critica constructiva. Por eso me parece sugerente la entrada de Bruce en su libro reciente (por lo demás, nada especial) acerca de las relaciones entre racismo y estética en el Perú.
Vaya este post reune al racismo y lo risible.
En nuestro país se puede hacer chistes de todo, de judíos, de irlandeses, de gallegos, de camanejos, de gordas, de flacos, de viejas, de viejos, de adolecentes, de gays, de lesbianas, hasta de la comida y también de las razas...
En USA se creo la "rubia tonta" una forma de satirizar y respuesta de Hollywood al nazismo, era una burla, pero esto ¿se puede considerar como racismo?...
En nuestro país hay racismo, por dedicha, y es una realidad, un rebuzno de la época colonial, y es algo que no crea unidad en los peruanos hasta la fecha, eso es cierto.
La realidad del cholo satirizado en la época de los 60s, por el cholo recién bajadito inocente y tonto al que le juegan mil cosas y es víctima de todas... el asunto cambió drásticamente, cuando Tulio Loza hizo su Nemesio Chupaca Porongo, un cholo vivo, (que talvéz ya estaba reflejando las masivas migraciones del ande a la costa) también, y digo también provocó hilaridad.
La satirización del negro por desdicha no ha cambiado nada, siguen los mismos estereotipos desde la época de Trampolín a la Fama y El Tornillo, porque en la vida real no se le dá cabida para otras actividades o se le cierra puertas a un posible progreso...lamentable.
El asunto no está en la hilaridad, que es algo sano, porque la sonrisa es lo mejor que uno puede regalar al resto. Y uno no se ríe de los trasfondos sino de las superficialidades.
El tortazo en la cara, un clásico del humor y de las comedias, si provoca risa, haber quien se preocupa si no le han dañado los huesos propios de la nariz, o si quien recibió el tortazo se ensució la ropa y un largo etc, o debemos de sentir pena por la víctima de semejante vejación.
Por lo tanto Jorge no eres racista.
Claro, pero al final, todo depende con los ojos y con la apreciación que se mire o que se quiera medir.
Aunque la cultura de USA, de lo "políticamente correcto" va mas de la mano con las demandas judiciales de todo tipo, que se hacen allá.
La genética ha demostrado que no existen "razas" entre los humanos. así que el concepto de raza es completamente cultural. Por lo tanto es una categoría a la que se le adscriben significados sociales. estos significados pueden ser buenos o malos, graciosos o ofensivos o todos a la vez en distintas circunstancias. Cómo todas las categorías culturales el discurso sobre el racismo (el real, el de calle, el no académico) nos dice algo acerca de nosotros. Lo interesante del Post, es que plantea que las categorías morales (no racionales)que utilizamos pueden ser influencia gringa y podemos esta perdiendo de vista un proceso local muy rico y de paso gracioso. sería bueno ver el racismo primero cómo algo y luego ver si es algo bueno, malo o cómo casi todo, gris. personalmente considero al political correctness gringo una forma de etnocentrismo más.
Que te de risa, no significa que seas racista. Hay una delgada línea que separa el humor de la burla. Ese es el problema de los "sketchs" nacionales. El humor negro (lo digo sin ánimo racista claro) abunda en las pantallas pueranas. Pero así es, nos reímos de nosotros, y no sólo en cuanto racismo. En el programa El Especial del Humor festejan las "tramposerías" de un ex presidente, o sus borracheras. Dentro de todo, es bueno reírnos de nosotros mismos, y no tener miedo a tocar este tema.
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