15 feb 2010

María Elena Moyano, 18 años después.

María Elena Moyano, ex teniente alcalde de Villa El Salvador, militante de Izquierda Unida y presidenta de la Federación Popular de Mujeres del distrito, durante un acto público en 1992.
Foto: Diario La República. Fuente: Yuyanapaq.



De héroes y tumbas

Toda guerra genera íconos. Héroes, víctimas y victimarios paradigmáticos son recordados y mitificados con el pasar de los años. Su recuerdo nos habla de un relato que trasciende los hechos puntuales de sus acciones y se vuelve colectivo. Un asesino se convierte en un ejército de asesinos. Un héroe ejemplifica el coraje de una sociedad. Una víctima recuerda el dolor de los que ya no están con nosotros. María Elena Moyano es uno de los íconos más significativos del conflicto armado interno vivido en el Perú desde 1980, gracias -a mi parecer- a las siguientes condiciones: mujer, pobre, líder y víctima.

El asesinato de María Elena Moyano (15 de febrero de 1992) se produce en el contexto de la ofensiva de Sendero Luminoso (PCP-SL) cerca a la ciudad de Lima desde 1990. Dentro de la estrategia senderista -según la cual se había conseguido el "equilibro estratégico"- se debía cercar la capital para asediarla y cortar sus vías de comunicación con el resto del país, mientras actos terroristas golpeaban desde dentro a su población. Este cerco se debía producir en los conos, los distritos más nuevos y empobrecidos de la gran Lima, dentro de los cuales Villa El Salvador era uno de los más importantes, no sólo desde el punto de vista estratégico, sino porque allí era donde Sendero debía ganar el espacio popular a otras opciones políticas de izquierda, como las defendidas por Moyano.

Lo interesante del caso en cuestión es que el rol de la mujer en la organización popular en Villa El Salvador era muy importante -paradójicamente en Sendero Luminoso también- y entre todas ellas sobresalía María Elena, teniente alcalde de dicho distrito, sobre todo por su enfrentamiento directo a la violencia, venga de Sendero Luminoso o de los agentes del Estado. Cuando la célula del PCP-SL decide asesinarla, con la brutalidad y cobardía que implica no sólo dispararle al frente de sus hijos menores, sino después dinamitar su cuerpo, a Sendero Luminoso se le cae la careta con la que aun intentaba cubrir su desprecio por la vida humana, sin importar condición social, género u origen. Hasta entonces algunos aun afirmaban que Sendero no mataba a los pobres, pero luego de María Elena era imposible hacer esa salvedad. Detrás de la máscara estaba la insania de la guerra y el radicalismo violentista, nada más.


Memoria activa, memoria política

El multitudinario funeral de Moyano, en los que la organización y participación fue espontánea, fue una clara respuesta de un sector popular y empobrecido contra Sendero. Gracias al sacrificio de una mujer corajuda se derrumbó el mito y se construyó otro, uno propio y que perdura 18 años después. El recuerdo de María Elena Moyano es uno de los más activos del postconflicto, y sin duda sigue en elaboración. La historiadora norteamericana Jo-Marie Burt lo explica de esta manera en su artículo Los usos y abusos de la memoria de María Elena Moyano:

En las semanas que siguieron a su asesinato, María Elena Moyano se convirtió en un personaje icónico. El conflicto en el Perú se encontraba en su punto más alto, y la lucha sobre el significado de su vida y su muerte adquirió especial intensidad en el contexto de los esfuerzos de Sendero Luminoso por captar a los pobres urbanos para su causa, y de los igualmente intensos esfuerzos del Estado por conquistar los “corazones y mentes” de esos mismos pobres. Tanto el Estado como Sendero Luminoso buscaban proyectar una imagen de Moyano que coincidiera con sus propios fines políticos. Sendero Luminoso la retrataba como enemiga de la revolución y repetía infundadas acusaciones contra ella con el fin de desacreditar a la dirigente y al proyecto político que ella representaba y, por supuesto, para justificar su asesinato.

En su construcción de la imagen de Moyano, el Estado sólo resaltaba su postura principista contra Sendero Luminoso, silenciando su postura crítica hacia las políticas económicas y sociales de Fujimori y las prácticas represivas del Estado.

(...)

El régimen de Fujimori se apoderó rápidamente de la imagen construida por los medios de comunicación, que colocaba a Moyano como una heroína y una mártir, especialmente después del autogolpe del 5 de abril de 1992. En el discurso oficial—que buscaba justificar y legitimar el autogolpe—Moyano era retratada como una lideresa comunitaria ejemplar que se había enfrentado a Sendero Luminoso, y cuyo sacrificio constituía una prueba incontrovertible de que los subversivos eran repudiados por el pueblo.

La re-creación y apropiación de la memoria de Moyano por parte del fujimorismo provocó la banalización de su discurso e ideología. Moyano no sólo se opuso a Sendero Luminoso, sino también a las violaciones de DDHH por parte de las fuerzas del orden y a la política económica neoliberal conocida como shock. El impacto y la violencia con la que fue asesinada permitió centrar la valorización de la reconstruccion de la memoria sobre Moyano únicamente en su crítica al proyecto senderista.

Una segunda investigación en curso, elaborada por la historiadora norteamericana Tamara Feinstein busca determinar cómo los principales dirigentes del otro lado del espectro político, la izquierda, celebraron la memoria de María Elena Moyano, y según el caso, cómo la elaboraron, o peor aun, cómo han ido olvidando con el pasar del tiempo a esta exmilitante de Izquierda Unida y ex teniente alcalde por un partido de izquierda de Villa El Salvador. Esta investigación complementa bastante bien la arriba mencionada, y permitirá tener la visión más completa hasta ahora sobre el legado mental de Moyano.


Coraje: Moyano y el ecran.
(Fragmentos de mi tesis de licenciatura)

Estreno: 20 de noviembre de 1998. Director: Alberto Durant. Guión: Ana Caridad Sánchez, Alberto Durant. Productora: Agua Dulce Films, Televisión Española, Hubert Bals Fund International, Morgane Production, Instituto Cubano de Artes e Industria Cinematográfica, Hivos Fund, Foundation Guggenheim Memorial y el Instituto de Cooperación Iberoamericana. Actores: Olenka Cepeda, Salvador del Solar, Jorge Chiarella, Juan Manuel Ochoa, Gustavo Bueno. Duración: 110 mins.

Apenas ocurrió el asesinato, el director Alberto Durant recibió la propuesta de realizar el filme, y se dedicó a la elaboración del proyecto y del guión. Si tomamos en cuenta que el guión fue terminado alrededor de setiembre de 1992, justo antes de la captura de Abimael Guzmán, vemos que el tema del filme para esas fechas cuenta con una vigencia absoluta, a diferencia del momento de su estreno en 1998.

Entre 1992 y 1998 el cine peruano sufrió una de las mayores crisis de su historia reciente al ser derogada la ley Nº 19327. Los proyectos cinematográficos quedaron paralizados por falta de financiamiento, entre ellos Coraje. Su tardío estreno se entiende en este contexto, en el cual Alberto Durant debió buscar financiamiento extranjero para realizar su película. Inclusive en un director como Durant, acostumbrado a estos menesteres, no pudo filmar y estrenar el filme sino seis años después.

Estos dos factores, la atemporalidad del tema para 1998 y la inconsistencia y veracidad del filme son sus principales carencias. Si bien se trata del primer filme biográfico relacionado al conflicto armado interno, el tratamiento del personaje de María Elena Moyano carece de fuerza y solidez, más aún los personajes secundarios, sobre todo en un filme ambientado en un espacio donde la presencia comunal o vecinal es muy fuerte, como lo fue Villa El Salvador.

3. Contexto de la realización

Si bien el tema era sumamente delicado y se filmaba en un momento considerado después del conflicto, el director menciona que no hubo amenazas ni presiones políticas de ningún sector al filmar Coraje. El temor a una represalia de miembros del PCP-SL, con el pasar del tiempo, se disipó. Mientras que el gobierno, interesado en monopolizar la información oficial sobre el conflicto, no mostró interés en el filme, seguramente al darse cuenta que tocaba un tema que excede los intereses políticos del régimen y que no ataca ni critica la posición establecida.
El filme fue rodado entre fines de 1997 y mediados de 1998 en la ciudad de Lima.

4. Contexto del estreno

El estreno del filme se produjo el 20 de noviembre de 1998. Dicho año sólo se estrenó otro filme peruano, No se lo digas a nadie, dirigido por Francisco Lombardi. Si bien la infraestructura de exhibición entraba al auge de las multisalas, el cine peruano en general no salía por completo de la crisis económica en la que estaba sumido desde 1992. El mismo Durant reconoce en una entrevista que la situación para las productoras independientes había mejorado en cuando a exhibición, y se esperaba que la película estuviera en cartelera hasta fines de 1998. El filme, además, llegó precedido de cierta aceptación internacional, al ganar el premio de la Organización Católica Internacional de Cine (OCIC) en Chile.

5. Impacto en medios de comunicación

Coraje fue, en todo sentido, un estreno menor. La presencia del filme en la crítica cinematográfica fue escasa y negativa. La crítica especializada la recibió con escepticismo, resaltando la falta de rigor histórico y la carencia de verosimilitud en la construcción del personaje. Otros medios de comunicación no prestaron mayor atención a la película.

6. Respuesta del público

El filme no tuvo una gran acogida del público: sólo 91 579 personas fueron a ver el filme, cifra muy distante al otro estreno local de la temporada, la ya mencionada No se lo digas a nadie con más de 600 mil espectadores, o de su anterior filme, Alias la Gringa con más de 200 mil. Coraje, asimismo, estuvo ocho semanas en cartelera.

No hubo tampoco un debate en la opinión pública sobre este filme, pues sobre todo pesaba su poco interés fílmico antes que el atractivo del tema. También se debe tomar en cuenta que para 1998 había calado la campaña antisubversiva digitada por el gobierno de Fujimori, a través de la cual se rechazó no sólo a los grupos alzados en armas, sino muchos temas incómodos al gobierno, como la guerra sucia, las violaciones a los Derechos Humanos, o la ideología de izquierda en general, a la cual pertenecía María Elena Moyano.


Moyano y la pantalla chica


Sucedió en el Perú - Programa dedicado a María Elena Moyano (Parte 1)

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Los asesinatos de María Elena Moyano (1992) y Pascuala Rosado (1996) (Informe Final CVR)

Jo-Marie Burt. Los usos y abusos de la memoria de María Elena Moyano (A Contracorriente, PDF)

Memorias en disputa: María Elena Moyano y el uso político del recuerdo (Historia Global Online)

Arenas de Villa. Obra de teatro-creación colectiva en homenaje a María Elena Moyano (Teatro Arena y Esteras)

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