19 may 2010

Para leer "Estación final" de Hugo Coya

Puerta principal del campo de concentración de Auschwitz II-Birkenau. (Angelo Celedon, 2006).
Fuente: Digital Journal.


El periodista e investigador Hugo Coya acaba de publicar lo que seguro será uno de los mejores libros de no-ficción del año. Estación final rescata la historia de 22 peruanos que, en diferentes circunstancias, fueron vícticas de la maquinaria asesina nazi. En su gran mayoría judíos, el libro realiza una investigación que llevó al autor desde el mismo campo de concentración de Auschtwitz hasta Estados Unidos, Israel, Francia, España y Turquía, con la finalidad de encontrar a los familiares de las víctimas y a Victoria Barouh, la única sobreviviente de su historia. La manera cómo se logró contactar con ellos es otro punto fuerte del libro: el uso de las redes sociales virtuales.

La historia contemporánea -ya lo hemos mencionado antes- tiene como punto imprescindible el recojo de testimonios y el uso de la memoria como fuente histórica. Los documentos formales nos abren parte del camino y nos pueden orientar al inicio de la investigación, pero el real valor de contar una historia cercana en el tiempo radica en los recuerdos -vestigios como las fotografías, mapas, prendas de vestir, cartas son invaluables en una investigación de este tipo- muchos de los cuales no existen en forma física sino en la oralidad. La metodología de investigación de Coya debería ser tomada en cuenta por los historiadores contemporáneos con mucho interés, pues a partir de ella se pueden abrir más campos, aprovechar nuevas fuentes y utilizar nuevas redes de información.

Por otra parte, la lectura de Estación final debería estar precedida o acompañada de un respaldo histórico de lo que fue el Holocausto, los campos de concentración y la maquinaria de la muerte de los nazis. Recomendamos consultar a lo largo de la lectura del libro la Enciclopedia del Holocausto, donde encontrarán numerosas entradas sobre personajes, lugares (especialmente útiles son la de los campos de concentración como Auschwitz y Sobibor, donde transcurre parte de la historia del libro) y varias cronologías que permitirán situar el marco temporal de la investigación. En la misma línea se puede consultar la Enciclopedia Concisa del Holocausto, elaborada por la Escuela Internacional para el Estudio del Holocausto, Yad Vashem. Por otro lado, el Programa de divulgación sobre el Holocausto y las Naciones Unidas cuenta con gran cantidad de recursos para docentes y documentos de investigación sobre el tema, pero hay que resaltar que parte de los recursos está en inglés y es para un público un poco más especializado.

Para los que deseen ir más allá de la consulta y el contexto, recomiendo los siguientes textos (algunos son investigaciones más extensas pero que sin duda hara de la lectura del libro una experiencia completamente diferente). El primero se titula La máquina nazi de exterminio (Reyes Mate, Babelia), una reseña del libro La destrucción de los judíos europeos de Raul Hilberg. Luego, este excelente artículo titulado Eichmann, el administrador del exterminio donde se reseña las acciones, captura y juicio de uno de los arquitectos del Holocausto, Adolf Eichmann. Recomendamos abrir los enlaces del artículo que nos llevan a las notas de época digitalizadas del diario La Vanguardia de España. Para finalizar, este interesante texto de José Zamora titulado Estética después de Auschwitz: Memoria y esperanza, presentado en el seminario Filosofía después del Holocausto (26 de abril del 2002, organizado por el CSIC), donde se analiza la pertinencia y posibilidad de la representación artística del horror del Holocausto. Rescato de dicho texto este fragmento:

Quizás sea hoy mucho más difícil definir para las diferentes artes cuál es el estado más avanzado del desarrollo de los materiales, de la evolución de las formas o de los problemas de construcción de los artefactos y, por tanto, también mucho más difícil reconocer el dicho estado del material la historia de dominación y sufrimiento sedimentada, para afrontado la cuestiones que el material plantea al artista darles expresión y mantener abierto un horizonte de reconciliación en que queden superadas. Y sin embargo, probablemente se puedan seguir planteando las exigencias fundamentales de memoria del sufrimiento injusto y lugartenencia de la utopía a través de una reflexividad ampliada y actualizada volcada críticamente contra el sometimiento al dictado de la industria cultural.

El libro ya fue presentado en el Centro Cultural de la PUCP y el día de mañana a las 12:30 pm se realizará una segunda presentación-conversatorio en el campus de la PUCP donde participará el autor Hugo Coya y la fotógrafa Marina García Burgos. Recomendamos darse una vuelta por la PUCP y escuchar la experiencia del investigador, comprar el libro y dejarse llevar por uno de los relatos más desconocidos -y polémicos-1 de nuestra historia reciente.

1 Según la periodista Paola Ugaz: "Durante el gobierno de Prado, se impidió el ingreso de 100 niños judíos que estaban huérfanos por la guerra y que iban a ser adoptados en Lima pero que tras la negativa del entonces canciller Alfredo Solf, el destino de los infantes de 4 y 10 años fue a parar a las cámaras de gas de Auschwitz. Una vergûenza sin nombre para el Estado peruano." Fuente: Los peruanos que perdimos por la insanía del Nazismo.


____________________________________________________________________

"Estación final": las víctimas peruanas del Holocausto (Publimetro)

Los peruanos que perdimos por la insanía del Nazismo (Reportaje al Perú)

Estación final: una apelación a la memoria (Desde el tercer piso)

Cuando pienses en volver (Augusto Álvarez Rodrich, La República)

____________________________________________________________________

El libro de Hugo Coya que se hizo con la ayuda de las redes sociales (La Mula)

Hugo Coya habla de su libro en Prensa Libre (Entrevista de Rosa María Palacios)

1 comentarios:

Anónimo dijo...

He leído el libro de Hugo Coyas y realmente me parece una gran contribución a nuestra historia. Son conmovedores los testimonios. Lo recomiendo.